Mucha gente pasa por un largo y profundo proceso de duelo tras la muerte
de un ser querido. Muchos soldados que regresan de una zona de
conflicto padecen de traumas. Muchos de nosotros somos tímidos y
sufrimos de ansiedad en ciertas situaciones sociales o nos sentimos
desmotivados y pesimistas cuando no tenemos trabajo o no nos gusta el
que tenemos.
A algunos de nosotros, las experiencias de abuso o fracaso nos han
llevado pensar que no vale la pena vivir. Debemos reconocer esas
verdades humanas y ofrecer ayuda. Pero no debemos ver esas experiencias
humanas como síntomas de una enfermedad mental.
Los diagnósticos psiquiátricos no sólo son científicamente inválidos,
sino que también son dañinos. El lenguaje de la enfermedad implica que
las raíces de esa angustia emocional están en anormalidades de nuestro
cerebro y nuestra biología, normalmente conocidos como "desequilibrios
químicos".
Eso nos lleva a no ver las causas sociales y psicológicas de la aflicción.
Además, tendemos a prescribir soluciones
farmacológicas -antidepresivos y ansiolíticos- pese a sus efectos
secundarios y la poca evidencia de su efectividad.
No es lo correcto. No debemos seguir
diagnosticando a cada vez mas gente con enfermedades mentales sin
sentido, diciéndoles que estas derivan de anormalidades cerebrales y
prescribiéndoles medicamentos.
Adicción al sexo
Un influyente manual de psiquiatría utilizado
por los especialistas para diagnosticar y clasificar las enfermedades
metales acaba de ser actualizado.
La última edición del Manual Diagnóstico y
Estadístico de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría, conocido
como DSM-5, tan sólo empeorará las cosas porque rebajará muchos umbrales
de diagnóstico y aumentará el número de personas clasificadas como
enfermos mentales.
- El diagnóstico del nuevo "Desorden de
Desregulación Disruptiva del Ánimo" convertirá los arranques de mal
genio de los niños en síntomas de una enfermedad mental.
- El duelo normal se convertirá en un
"desorden depresivo de importancia", lo que significa que se
prescribirán más medicamentos para el luto.
- Los criterios de diagnóstico de un "desorden
general de ansiedad" serán relajados haciendo que las preocupaciones de
la vida diaria puedan ser tratadas con medicación.
- La rebaja de los criterios de diagnóstico
incrementará el número de diagnósticos del Trastorno por Déficit de
Atención en adultos, lo que llevará a un aumento de la prescripción de
medicamentos estimulantes.
Una amplia gama de comportamientos humanos
desafortunados, que muchos pretendemos cambiar con nuestros buenos
propósitos de año nuevo, se convertirán en enfermedades mentales, como
comer en exceso. Además, la categoría de adicciones del comportamiento
se ampliará para incluir, por ejemplo, la adicción a internet o al sexo.
El estigma del diagnóstico
Los diagnósticos psiquiátricos estándar son
notoriamente inválidos. No se corresponden con grupos de síntomas con
sentido en el mundo real, pese a que deberían hacerlo. Los diagnósticos
no llegan a predecir la efectividad de un tratamiento en concreto y no
toman en cuenta de forma adecuada los procesos biológicos.
En los actuales sistemas de salud metal, el
diagnóstico se considera necesario para acceder a un servicio. Pero
también facilita al mal uso y el uso excesivo de las intervenciones
médicas, como la prescripción de medicamentos antipsicóticos o
antidepresivos que tienen efectos secundarios preocupantes a largo
plazo.
La evidencia científica sugiere que las
experiencias angustiantes no provienen de cerebros estropeados, sino de
las interacciones complejas entre factores psicológicos, biológicos y
sociales.
Los diagnósticos y el lenguaje de las enfermedades biológicas opacan
el rol causal de factores como el abuso, la pobreza y las degeneraciones
sociales. El resultado suele ser un mayor estigma, discriminación y
exclusión social.
Alternativas
Existen alternativas más humanas y efectivas a los diagnósticos psiquiátricos tradicionales.
Es bastante fácil crear una simple lista de
problemas que pueden ser definidos de forma válida y confiable. No hay
razón para pensar que estos fenómenos encajan en categorías de
diagnóstico o son las consecuencias de enfermedades subyacentes.
Podemos utilizar la ciencia médica y psicológica
para entender cómo se originaron los problemas y recomendar soluciones
terapéuticas.
Este método contaría con todos los beneficios
del actual sistema de diagnóstico y tratamiento sin conllevar todos sus
riesgos y deficiencias.
Fuente:
Peter Kinderman
Profesor de psicología clínica